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Contra corriente: La cultura empresarial y la ética en México

  • Foto del escritor: Natalya Guerrero
    Natalya Guerrero
  • 11 jul
  • 11 Min. de lectura
La cultura profesional y la ética en México

En algún momento de nuestras vidas hemos escuchado el viejo dicho: “el que no tranza no avanza” que nos da una idea pragmática de lo que acontece en México y sobre todo en muchos de los puestos de poder que se dejan llevar por la corriente, esta corriente insana de lo que parece ser un cáncer que va deteriorando cada vez más a nuestra sociedad.


Únicamente para fines prácticos y de mejor entendimiento de este artículo, hablaré de sociedad restringiendo el significado a “cualquier mexicano” y para referirme a las constituciones de sociedades, me dirigiré a ellas como “empresa” o “moral”.


Para poder analizar a la sociedad, nos redireccionamos a la familia, que es el círculo social más reducido, acotado por consanguineidad y por ende el más puro. Los núcleos familiares se van replicado hasta formar pequeñas sociedades que al final conforman a nuestro México. Esto conlleva a que, a la hora de hablar de las empresas en México, hablamos de mini-sociedades, porque son pequeños extractos de la sociedad mexicana (las familias) compartiendo diferentes formas de pensar, así como valores y principios diversos que a la par traen una alineación parecida solamente por el hecho de que existe una delimitación geográfica.


Entonces, al hablar de organizaciones empresariales debemos tomar en cuenta que tal y como la sociedad requiere límites (como lo son las leyes y normativa de cada país y cada estado), también las empresas o morales requieren límites y constantemente necesitan ser motivadas e incentivadas para poder generar un sentido de pertenencia entre sus integrantes. Hablamos de un equilibrio necesario, la gente necesita sentirse motivada al interior de las empresas, pero éstas a la vez requieren de mecanismos que regulen situaciones que sencillamente no van con la cultura de la empresa, ejemplos de ello hay muchos, como: robos, acosos, malversaciones, fraudes, abusos de autoridad, violencia, entre otros.


Falta de incentivos en México para generar una cultura ética en las empresas


Resulta complicado el pago de impuestos, por ejemplo, del ISR, ya que para las empresas es muy costoso: por cada peso se tienen que pagar 40 centavos para cumplimentar lo establecido en la ley. En nuestro país es complicado emprender, sobre todo por los gastos que resultan de cumplir con las obligaciones fiscales. Tomar en cuenta modelos tributarios empleados por otros países como China, llega a mostrarnos una posible salida, pues este país ha tenido un gran crecimiento en los últimos años (ha reducido sus impuestos, pero ha recaudado más).


Tristemente, al no recibirse un incentivo para que sea redituable tener una empresa, las personas (dueños y directivos, sobre todo) empiezan a buscar estrategias (ya sean operativas, legales, contables, fiscales o de otros tipos) para la protección de sus activos (inclusive aquellas que son consideradas ilegales) a fin de conservar las ganancias y en general la economía de las morales. Esto va cobrando fuerza en las estructuras culturales al interior de las empresas, vemos que el enfoque suele ser a toda costa: cuidar el dinero.

  

La ética en las organizaciones


La ética a la hora de ser concebida únicamente como un requisito formal (más allá de un elemento intrínseco del ser humano que debe ser potenciado), se desvaloriza. Todas aquellas acciones necesarias para su conservación y reforzamiento al interior de las empresas se transforman en un segundo plano de poca prioridad o incluso nula. Personas que quieren actuar bien se topan con pared en un mundo en donde los intereses se moldean de conformidad con el dinero. 


Es de saberse que la realidad de muchas empresas es que no viven su ética conforme a sus palabras. Ocurre que se queda en tinta sobre papel, pero al parecer no hay reacción por parte de los miembros de la empresa.

 

No se cuenta con una ética universal para el ser humano, mucho menos con ética empresarial que englobe todos los aspectos que deben ser contemplados dentro de la organización. Pero, lo que sí existe son lineamientos generales que puedan contribuir o apoyar al establecimiento de una ética empresarial de acuerdo con las necesidades de cada caso en particular. Aun así, la búsqueda de la mejora continua en las empresas se puede obtener únicamente a través de bases sólidas que puedan permear la estructura organizacional mediante principios, valores y criterios morales que encontramos en el deber ser de las empresas; es decir, la ética empresarial.


Con que se contemplen: mejoras internas para con los trabajadores, formas de proactividad en la sociedad (no solamente tomando en cuenta clientes y personas directamente afectadas por la actividad empresarial), reducción de huella ecológica; ya se está del otro lado. Considerando a la par actores tales como: empresas, ONG´s, gobiernos, organismos internacionales y cada individuo, es como se puede hacer un proyecto holístico. Nunca se debe perder el objetivo final: buscar la felicidad de la persona a través de la protección y conservación de su dignidad humana.


Existen varias herramientas que ayudan a que las empresas para que puedan cumplir con esquemas relacionados a las buenas prácticas, por ejemplo, están las normas ISO que, aunque no todas están directamente enfocadas en la ética empresarial, sí están relacionadas con buenas prácticas que promueven la integridad, la responsabilidad social, el cumplimiento y la transparencia en las organizaciones, como por ejemplo las que se enlistan a continuación:


  • ISO 37001 (Sistemas de Gestión Antisoborno). Ayuda a las organizaciones a prevenir, detectar y abordar el soborno mediante la implementación de políticas y controles. En definitiva, esta ISO fomenta una cultura de integridad y cumplimiento legal.

  • ISO 37301 (Sistemas de Gestión de Cumplimiento). Ésta establece un marco para asegurar que las organizaciones cumplan con todas las leyes, regulaciones y estándares éticos aplicables. Es de relevancia porque promueve la gobernanza ética y reduce riesgos de incumplimiento normativo, lo que a la vez puede traducirse en reducción de multas para la empresa.

  • ISO 26000 (Responsabilidad Social). Tiene el propósito de brindar orientación sobre responsabilidad social corporativa (RSC), incluyendo temas como derechos humanos, prácticas laborales, medio ambiente y prácticas justas de operación. Es de gran ayuda para el desarrollo de estrategias éticas y sostenibles.

  • ISO 37000 (Gobernanza de las Organizaciones (Compliance)). Establece principios de buena gobernanza como transparencia, responsabilidad, integridad y propósito organizacional. Refuerza la toma de decisiones responsables, éticas y sostenibles.

  • ISO 9001 (Sistemas de Gestión de la Calidad). Esta ISO se enfoca en mejorar la calidad organizacional mediante procesos claros, orientados a la mejora continua y satisfacción del cliente. Encontramos que al tratarse de ciclos justamente de mejora continua, las empresas alcanzan crecimientos exponenciales de los que hablaremos más adelante. Como parte de los ejes rectores de esta ISO, se incluyen principios como enfoque al cliente, liderazgo, compromiso de las personas y obviamente la mejora continua, todos con impacto ético si se implementan correctamente.

  • ISO 20400 (Compras Sostenibles). La que ayuda a las empresas a integrar la sostenibilidad y la ética en los procesos de adquisición. Aborda temas como el trabajo justo, la lucha contra la corrupción y la cadena de suministro responsable.


De igual forma, si las organizaciones se dan a la tarea de generar códigos de éticas que no solamente plasmen el pensar de éstas, sino que, en conjunto con controles internos, logren generar esta cultura de cumplimiento, como, por ejemplo: involucrando al sistema de gestión, integrando a los comités existentes, realmente contemplando misión, visión, valores y principios de la empresa, etc., las organizaciones se darían cuenta de todos los beneficios de crecimiento que esto trae consigo y no dudarían en implementar el código de inmediato. Empresas en México como Bimbo, FEMSA y Cemex forman un actual parteaguas de cómo debe estructurarse un código. Definitivamente dependerá de la complejidad de la empresa y la organización societaria para poder generar un código a la medida. La realidad es que códigos como el de FEMSA, difícilmente podrían funcionar como esqueleto para empresas pequeñas o medianas. El traje a la medida es lo que se recomienda siempre para la elaboración de códigos de ética y demás políticas relacionadas y la razón es simple, pues lo que funciona para un giro, es muy probable que no funcione para otro.


Casos exitosos de ética en empresas


De manera antagónica encontramos empresas que en su momento se posicionaron en el ojo del huracán por malas prácticas que escalaron a escándalos públicos y generaron conciencia crítica entre los consumidores. Ejemplos hay muchos, pero menciono dos de los más hablados en los últimos años: Volkswagen al maquillar cifras en las emisiones de sus vehículos y Apple al haber aceptado la obsolescencia programada en sus productos. Aunque hablamos de monstruos corporativos, estos actos los llevaron a perder millones de clientes y evidentemente de dólares. Descubrimos que actuaciones en contra de la ética empresarial, también se traducen en pérdidas económicas importantes en las morales.


A la inversa, podemos encontrar grandes ejemplos en empresas mexicanas, que han logrado no solamente plasmar los ideales de una cultura empresarial ética, sino que han permeado en la forma de reaccionar de sus empleados y clientes ante dichas gestiones de “ética”. Es entonces cuando notamos que la cultura empresarial se transforma en el ADN característico de cada organización y que, si no se erradican ciertos “genes” negativos, no hay manera de trascender en un crecimiento significativo.  Está el caso de Xcaret, pues la excelente experiencia de los clientes se vive de manera directa con los colaboradores y éstos últimos, al realmente sentirse motivados de formar parte dé, lo transmiten de esa manera, generando una cadena de “buen sentir” y emociones positivas que pasan a clientes, socios comerciales y la comunidad en general. También tenemos a Bimbo, empresa que ha logrado posicionarse de manera internacional y que siendo mexicana ha llegado a ser reconocida a nivel mundial como una de las empresas más éticas. Ya saliéndonos de los márgenes territoriales, L'Oréal y Unilever también se posicionan con buenos comentarios respecto de sus procesos de respeto hacia los derechos humanos, sostenibilidad e impacto en la comunidad. En conjunto, todos los esfuerzos que han dedicado estas empresas en la ética, se han notado y tras el impacto que han causado, han podido acelerar su crecimiento por la huella exponencial que han ido dejando en el camino a través de su actuar.


Tomando acción en pro de la cultura ética empresarial


Una empresa, al concentrar elementos éticos como parte de sus cimientos estaría ante la necesidad de instrumentarlos mediante un Código de Ética donde sean plasmados todos aquellos valores y principios con los que se identifica, mismos que deberán ser cumplidos por todo involucrado (tanto internos como externos). No obstante, me parece que no basta con dejarlo plasmado, pues falta tomar acción para que se trate de un modelo conocido por toda la compañía y que pueda ser cumplido por todos sus miembros. Para ello, se requiere de la ejecución a través de un sistema de gestión en donde piezas clave de la empresa empujen la ideología y se logre permear a la organización con esta cultura de ética. Evidentemente tendrá que ser un mensaje que baje desde los mismos propietarios, grandes directivos, gerencias, etc. “tone at the top” para poder ir “bajando” y/o “escalonando hacia abajo” la información hasta todo tipo de empleado, proveedor o cliente.


Toda esta estrategia corporativa pone a la ética organizacional como el centro de la obra maestra con el propósito de llegar a una sostenibilidad con responsabilidad, y como la ética supone dar respuesta en una empresa no solamente de manera interna, sino también externa, dicha sostenibilidad deberá verse reflejada en el ámbito social, corporativo y medio ambiental. Si la persona que labora en la empresa se siente identificada con la cultura ética de ésta, entonces ésta se desenvolverá con plenitud en ella, obteniendo así la cooperación/colaboración humana.


El reconocer conceptos tales como recurso humano, material, financiero en alineación con aspiraciones, realizaciones y satisfacción de los empleados en el entorno empresarial, es la clave del éxito en la expansión y crecimiento de las organizaciones. Si bien es cierto que cuadrar un balance resulta bastante complicado, también lo es que intentarlo resulta en mejoras sustanciales en pro de la compañía (gana la compañía, ganan los empleados, ganan todos y se permite el desarrollo). El ser humano, tras replicar los valores, principios y criterios morales en su entorno laboral, puede dignificarse así mismo siendo éste el fin y no un medio para alcanzar su propia felicidad.


¿Hasta dónde se cumple, en la vida práctica, la declaración de misión, visión y valores de una empresa? Lo cierto es que, aunque la declaración no baste, es el paso inicial que vincula a las empresas a la acción y es que justamente la persona construye sus valores únicamente a través de la acción.


El cumplimiento en la vida práctica no es sencillo, pero existen diversas recomendaciones para poder generar impacto y consigo, un sentido de pertenencia que logre accionar a la persona, desde luego, tomando como base la cultura organizacional en la que está inmersa. Ética y valores dan sentido a los individuos y a la empresa y si existe coherencia y congruencia no solamente entre misión, visión y valores, sino en el propio ADN de la cultura con el actuar de la empresa, entonces ésta contará con más sentido de actuación a la hora de afrontar el día a día. La práctica hace al maestro, evitar lo estático y entrar en un ciclo de mejora continua es lo único que las empresas pueden hacer para mantener activos sus valores y en consecuencia su buena forma de crecer.


El éxito utilizando a la ética como estandarte principal


Es de suma importancia recalcar que toda organización es exitosa cuando la cadena de cumplimiento se hace efectiva desde los escalafones más altos hasta los más bajos, es decir, cuando se permea a toda la compañía con la ideología pretendida. De nada sirve tener un excelente modelo de negocios basado en criterios éticos, si este no se aterriza y se comunica en general a toda la organización. Si la empresa pretende que los empleados cumplan con las normas, cuando sus directivos no lo hacen, claramente se puede deducir cuál será el panorama. O, cuando simplemente las decisiones de la organización se ven viciadas por conductas contra los lineamientos ya definidos por la empresa, tampoco será de mucha utilidad el excelente modelo de negocios que esta pueda tener.


Es por ello por lo que los dueños y directivos deberán adoptar una posición seria respecto de la ética y las formas de hacerla cumplir en la compañía. Adquiriendo a la par actitudes de cumplimiento que motiven el actuar de toda la organización, siendo congruentes con sus valores, principios, misión, visión y ejes rectores son sólo unos ejemplos de guía. Apoyándose sobre todo de virtudes tales como: prudencia, justicia, templanza y fortaleza es la forma en que la empresa podrá lograr un verdadero éxito de crecimiento. La comunicación interna es fundamental y la estrategia que va consigo para poder reforzar en la mente de colaboradores, clientes y proveedores estos valores cardinales o los elegidos por la compañía. Esto último, será crucial para permear y, sobre todo, trascender.


Acciones prácticas para empresas en su transformación ética


Por algo se empieza e indudablemente aterrizar todas las ideas en papel servirá para orientar la dirección que la organización quiere tomar. Establecimiento de misión, visión, principios rectores, atributos y márgenes de contribución social y medioambiental son piezas clave para iniciar. Tras haber puesto todo en papel, ahora viene la parte complicada de intentar poner todo en práctica. Para ello, es necesario poner a trabajar a los comités para que propongan estrategias de cumplimiento. Ese será el siguiente paso en nuestra ruta hacia organizaciones más éticas y sostenibles.


 Sobre la autora invitada:

Natalya Guerrero
Natalya Guerrero





















Natalya Estefanía Guerrero Chagolla

Abogada, Maestra en Derecho Empresarial

Socia fundadora de Ethical Care Plus+

10 años de experiencia en derecho corporativo

Fuentes de Consulta:


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