Pena es robar: El problema cultural del robo en las empresas
- Natalya Guerrero

- 18 jul
- 11 Min. de lectura

Lo que no está prohibido, está permitido. Es una de los mayores principios del derecho, pues si la acción no se vincula con alguna ley que prohíba específicamente la acción, entonces estaríamos expuestos a panoramas en donde se nos podría condenar por cualquier cosa. Y aunque en México sí contamos con leyes que nos hablan detalladamente del robo, también lo es, que muchas empresas de manera interna no refuerzan el tema y en sí, la problemática. Asumen que se trata de una conducta ilegal que debe ser castigada, pero como todo en el derecho, se requieren pruebas, es decir, alguien es inocente hasta que no se demuestre lo contrario. Esto a la par también nos brinda protección en caso de que alguien quisiera condenar a un inocente de manera incriminatoria. Ahora, hablamos de una situación en donde más allá de reforzar que una conducta es ilegal y de que se puede llegar a tener “cero tolerancia” en caso de estar frente a una, se requieren mecanismos o controles que pongan freno a este tipo de conductas.
Este tema se vincula estrechamente con la cultura empresarial, pues nos topamos ante situaciones en donde como a lo largo de los años no se han tenido los controles adecuados para erradicar los robos, las personas ya lo hacen como parte de un esquema meramente cultural e incluso mecánico. Las típicas frases de: “es parte del sistema y me tengo que adaptar” o “es algo que se ha venido haciendo por años” cobran realidad. Ninguna tendría justificación, porque al final de cuentas estamos ante situaciones de falta de ética.
Robo hormiga: impacto y estadísticas
Este tipo de robo ocurre de manera discreta y sistemática. Justamente es discreto porque al extraer pequeñas cantidades de producto o en general de recursos, es difícil percatarse de él y llega a pasar inadvertido. Al prolongarse en el tiempo y realizarse de manera constante, llega a formar parte de montos bastante considerables de pérdidas para las empresas. Según la fuente de ANTAD en 2024, un estudio realizado en México en 2023 revela que, de los más de 24,000 robos en establecimientos comerciales, 17,448 fueron catalogados como robo hormiga. Lo anterior representa una estadística importante a la hora de encontrar que de quien más te tienes que cuidar es de los mismos que están en tu empresa. Esto sin duda genera un mal clima laboral por los problemas de confianza que logra generar. Por lógica, si este tipo de robo se comprueba, debe derivar en despido e inclusive acciones legales.
Me acusan de robar en mi trabajo sin pruebas
En México el robo es causal de rescisión laboral, el problema es contar con los elementos correspondientes para proceder con tal acción. Es necesario tener el material probatorio para actuar de la mejor manera posible. Es comprensible que los empresarios busquen remover a quienes afectan la integridad financiera de su empresa, pero no se aconseja confrontar sin pruebas.
Existe un pensamiento errado sobre si cuando un empleado roba tiene derecho a su liquidación, la respuesta es sencilla: no, no lo tiene, se debería ir con el finiquito simple (sus proporcionales por el tiempo laborado y prima de antigüedad si cumple con los 15 años o más de conformidad con la ley).
Cuando se tienen los elementos probatorios de tal acción, el empresario tiene manera de protegerse. ¿Quién va premiar a quien no lo merece?
Es común escuchar que cuando las personas ya no se sienten cómodas en sus trabajos, empiezan a hacer las cosas mal para que los quieran despedir, ¡pero oh sorpresa! Las cosas no funcionan así. Hay quienes salen con los bolsillos llenos y todavía piden liquidación. Si agarran al empresario mal parado, seguramente éste pagará algo injustamente, pero a quienes encuentren firmes en su estructura y con los controles necesarios, quien debe salir perjudicado es el trabajador, por su mal actuar. Esto independientemente de que la propia Ley Federal del Trabajo se incline mucho más por el trabajador por considerarlo “vulnerable”. La realidad es que el patrón es quien muchas veces se encuentra en este panorama, pues gran parte de la carga probatoria, le corresponde a él.
¿Entonces, qué puedo hacer?
Se debe recopilar evidencia concreta y tener asesoría legal para proceder. Lo siguiente y no menos importante es la aplicación de las sanciones estipuladas en el Reglamento Interior del Trabajo y alinear toda la estrategia con el código de ética y políticas relacionadas que puedan ayudar en la gestión de este tipo de control.
¿Robo o abuso de confianza? Aprende a diferenciarlos
Hay trabajadores que a pesar de que se les da todo el apoyo y toda la confianza, cometen el error de robar o abusar de esta confianza depositada por parte del patrón en ellos. El delito de abuso de confianza y el delito de robo son diferentes, aunque pueden tener algunas similitudes. En el abuso de confianza existe cuando una persona que se apropia de algo que se le entregó bajo la confianza de que lo “cuidará” o “utilizará” de una manera específica, mientras que el robo implica tomar algo sin el consentimiento del dueño, puede que sea con violencia o intimidación. De todos modos, cualquiera de las dos acciones configura un delito, delitos que se encuentran debidamente tipificados en nuestra legislación penal.
Rol de la ética en la prevención del robo
Lamentablemente la ética en nuestro país no ha sido prioridad, se le ha dejado en un segundo plano cuando el enfoque, debería ser distinto. Tan es así de que la han tomado por obsoleta, al grado que en nuestro sistema educativo ya ni hablamos de civismo. Es una pena que se le haya hecho a un lado para enfocarnos más en las clases de matemáticas. No es que las clases de matemáticas merezcan menos horas, pero se pudo haber hecho un ajuste, uno para equilibrar y más porque vivimos hoy en día, situaciones en donde ya normalizamos lo criminal, lo delincuencial, lo que simplemente, no está bien.
Los robos en los negocios van más allá de nuestra imaginación, inclusive se hacen nuevas adaptaciones para tomar lo que no es propio al interior de las empresas y de una manera mecánica y estructurada.
Pena es robar, pero hay quienes complementan el dicho con “y que te cachen” justamente adaptándonos a esta mentalidad de: “el que no tranza no avanza”. En la cultura mexicana y al interior de las empresas, si no te han “cachado”, lo puedes seguir haciendo y hasta con más maña. Lo cuento desde mi perspectiva, a lo largo de 15 años trabajando en diferentes sectores, descubres que se trata de una constante cuando las empresas no tienen forma estructurada de monitorear ciertos procesos.
Lamentable es el hecho de tener que recurrir a esto, porque en el deber ser, las cosas definitivamente serían distintas.
Antes, en las calles de ciudades provincianas era común encontrar las puertas abiertas de las casas, la gente respetaba, la gente conocía los límites entre la propiedad pública y privada. Ahora, no es así o puede que a lo mejor lo sigan entendiendo, pero la diferencia radica en que ahora, si la gente se puede beneficiar a costa de alguien más, ya ni lo cuestiona, opta sin dudar por el mal actuar en perjuicio de otros.
Lo mismo pasa al interior de las empresas, solíamos confiar en la palabra de las personas, solíamos no protegernos. Existe la posibilidad de que esto haya cambiado por el aumento en la densidad de población, pero de manera indiscutible, vamos en el carril contrario. El patrón se ha visto inmerso en una maraña de problemas que al final de cuentas tiene que resolver para que el negocio siga permaneciendo a flote.
Despido de empleados por robo
¿Hasta dónde es justo, por parte de un empresario, el despido de uno o varios trabajadores sin que esto implique únicamente aspectos legales?
Considero que una empresa siempre tendrá que contar con un enfoque económico pero alineado al bienestar de la sociedad (tanto de manera interna-colaboradores, como de manera externa-público en general).
La cuestión ética no radica en la parte del despido como tal, sino del cómo se hace. En caso de una reestructura y de que a la empresa ya no le sea redituable sostener a “x” número de trabajadores, entonces siempre tendrá que contar con un plan de cobertura, es decir, a los empleados que tengan que salir, habrá que liquidarlos conforme a la ley y las gratificaciones señaladas por cada compañía para tales fines. Aquí encontramos entonces no solamente el cumplimiento de la ley (porque es bien sabido que en la realidad muchas empresas no se manejan de esta forma), sino desde el punto de vista de equidad, por dar a cada uno lo que le corresponde, lo que seguiría siendo tanto lo justo como lo correcto por no dejar a la deriva a las personas que acaban de ser despedidas.
De esta manera, las empresas que muestran dignidad humana hasta el último momento son aquellas dignas de poder construir un imperio en donde queda claro que el recurso humano es lo más importante en el entorno empresarial. Pero claro que cuando son salidas derivadas de un mal comportamiento del trabajador, aquí el mecanismo, como ya lo mencioné anteriormente, debe ser definitivamente a la inversa. Una empresa que busca el bienestar de sus trabajadores, también debe tener los mejores controles internos para el caso en que alguien quiera aprovecharse de la buena voluntad del empresario. Aquí, la persona que robó, debería salir únicamente con el finiquito simple.
¿Cómo establecer controles efectivos para prevenir robos al interior de las empresas?
Evitar los robos es imposible, pero prevenirlos sí es posible. Sumamente importante definir la diferencia entre evitar y prevenir. Los empresarios que cuentan con los mecanismos de control adecuados son los que tendrán la sartén por el mango y no los agarrarán en curva. Estadísticamente puedo asegurar que esto limita el actuar de las personas, porque se dan cuenta que existe la consecuencia.
Lamentablemente la ética en nuestro país no ha sido prioridad, se le ha dejado en un segundo plano, pero amarrada a una estrategia de cultura empresarial y vinculada a responsabilidad social y medio ambiental, sería una buena herramienta a considerar.
Lo anterior, en combinación con cámaras de seguridad, limitación de accesos, inventarios frecuentes, controles internos y auditorías periódicas fijas y aleatorias; conforman la prevención de robos al interior de las empresas.
El reforzamiento de una buena cultura empresarial juega un rol importante cuando de prevención se trata. Un claro código de ética; capacitaciones especiales sobre responsabilidad, honestidad y confianza; comunicación interna estratégica y un canal robusto de denuncias anónimas no pueden faltar para frenar este tipo de conductas. Existen indicadores clave para monitorear la efectividad, que de la mano con las fases que se describen a continuación funcionarán como un parteaguas que ayudará a la instalación de un freno de robo para los empleados:
Número de denuncias recibidas y en su caso, cómo fueron resueltas.
Discrepancias e irregularidades en arqueos y auditorías.
Reincidencias
Zonas o áreas con más pérdidas.
5 fases para frenar el robo desde dentro
Fase 1: Diagnóstico y evaluación de riesgos
En esta fase se identifican las áreas vulnerables para robos internos, sobre todo considerando las tendencias. Se sugiere una auditoría interna preliminar para poder mapear procesos críticos en donde exista manejo de efectivo, inventarios, insumos o información sensible.
Si la empresa cuenta con mecanismos de línea de denuncia es de suma relevancia revisar las tendencias de las quejas en torno al tema, si no es el caso, es un muy buen momento para pensar en la necesidad de contar con una línea ética. Los historiales de incidencias de robo darán mucho parámetro a la empresa para saber de dónde partir.
También se puede realizar un mapeo a través de encuestas y entrevistas al personal. Esto funcionará también para que en la empresa sepan que ya se están tomando medidas conscientes para evitar el robo (psicológicamente hablando estamos frenando comportamientos de este tipo al lanzar señales de que ya se ha empezado a actuar en contra de quien lo haga). De la fase 1 derivará un mapa de riesgos y al haber identificado puntos críticos es en donde se puede comenzar a establecer controles.
Fase 2: Controles preventivos
Aquí, ya no sólo se ha identificado el riesgo, sino que ya tenemos parámetros para colocar barreras que puedan ser visibles para los empleados y que sepan justamente que todo acto tiene una consecuencia. Estos controles preventivos van desde lo físico, tecnológico, segmentación de funciones, filtros mediante políticas y procesos robustos, etc.
Fase 3: Sistema de detección y monitoreo
Lo que se pretende es identificar actos irregulares por parte de los empleados antes de que llegue a ser una situación crítica. A través de auditorías internas (sin hacer del conocimiento a los empleados) y la realización de inventarios no programados, se puede iniciar de manera sencilla.
Sería muy útil contar con un software de control de inventarios y flujos de efectivo, así como con una línea ética o buzón de denuncias anónimas operado por un tercero imparcial (esto ayudará a limitar cualquier tipo de conflicto de interés). El resultado esperado sería la posibilidad de detectar robos tempranamente y generar evidencia sólida.
Según la ACFE (Association of Certified Fraud Examiners), empresas que han implementado líneas éticas anónimas con terceros han reportado disminuciones de hasta un 50% en pérdidas por robo y fraude interno en un periodo aproximado de un año.
Fase 4: Investigaciones y sanciones
Como siguiente paso, al contar con la metodología o programa que te ayude a detectar las tendencias, lo que se debe hacer después es actuar, esto con la intención de disuadir futuras conductas. Lo que se plantea es hacer una estrategia basada en lineamientos legales, que permitan establecer métodos eficaces de control.
Para lograr lo anterior, es de suma importancia contar con un protocolo de actuación para el caso en que se reciban las quejas, mismo que deberá incluir principios tales como la confidencialidad, imparcialidad, objetividad y sobre todo seriedad a la hora de conducir cualquier investigación. Toda investigación procedente deberá contar con un reporte que incluya documentación de pruebas y entrevistas (en caso de aplicar).
Ya que se tengan todos los elementos para seguir adelante, deberá existir la aplicación de sanciones internas o inclusive las legales (cuando se tiene que dar aviso a autoridades de ciertos actos irregulares que implican la comisión de un delito, tal y como lo sería para el caso del robo).
Lo que se quiere lograr en la fase 4 es generar un mensaje fuerte y contundente de “cero tolerancia” al robo.
Fase 5: Cultura organizacional y capacitación
Definitivamente la fase 4 debe ir acompañada de la 5ta. fase para que surta efectos tajantes; es decir, se requiere de una comunicación interna (que en la medida de lo posible sea limitada y prudente) sobre consecuencias reales para que el resto de los colaboradores sepa que sí hay acciones de causa y efecto al interior de la organización.
Se trata de prevenir el robo desde la cultura y valores compartidos, lo que amerita capacitación constante en ética, manejo responsable de recursos y de manera reiterada, que existen las consecuencias.
Es importante señalar la necesidad de una buena estrategia de comunicación interna, pues la difusión del código de ética y políticas de integridad son una tarea que no solamente va implícito en el onboarding de los colaboradores, sino que se tiene que estar desmenuzando y repitiendo en cuanto a puntos estratégicos que absolutamente todo el personal debe conocer.
Como parte de una cultura organizacional completa, hay que recordar que no nos debemos basar únicamente en el castigo, sino que la parte de motivación y reconocimiento son esenciales; empleados leales y honestos deben ser premiados para que otros vean su actuar y lo repliquen. El reforzamiento positivo será el que genere el equilibrio en la balanza, no todo es castigo, no todo es motivacional; se requiere la creación de un equilibrio para lograr eficientizar procesos, que al final de cuentas para eso se trabaja en la organización. A estas alturas debemos saber que, si el ejemplo no viene desde arriba, las buenas réplicas de actuar no se van a dar. El liderazgo debe ser visible por parte de dueños y directivos. Es la única forma en que se escalona hacia abajo una cultura organizacional.
Como resultado tenemos mucho más sentido de pertenencia y responsabilidad, dejando a un lado la posibilidad del mal actuar porque la tentación llega a ser reducida con la integración de todas las fases anteriores.
Sobre la autora invitada:

Natalya Estefanía Guerrero Chagolla
Abogada, Maestra en Derecho Empresarial
Socia fundadora de Ethical Care Plus+
10 años de experiencia en derecho corporativo
Fuentes de consulta:
Abogacía MX (2014). La diferencia entre el Delito de Robo y Abuso de Confianza. Recuperado de https://www.abogacia.mx/articulos/la-diferencia-entre-el-delito-de-robo-y-abuso-de-confianza#:~:text=Ahora%20bien%2C%20en%20la%20vida,robo%2C%20sino%20abuso%20de%20confianza.
ANTAD. (2024). 8 de cada 10 robos a tiendas quedan impunes (Retailers.mx). Recuperado de https://antad.net/8-de-cada-10-robos-a-tiendas-quedan-impunes-retailers-mx/
Ethical Advocate. (2022). Hotlines Continue to Be the Best Mechanism for Reducing Fraud. Recuperado de ethicaladvocate.com
Zetter. (s.f.). ¿Qué es el robo hormiga y qué hacer para evitarlo? Recuperado de https://zetter.com.mx/que-es-el-robo-hormiga-y-que-hacer-para-evitarlo/


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